La estimulación temprana es el conjunto de programas de intervención, dirigidos a la población infantil de 0-6 años, a la familia y al entorno, que tienen por objetivo dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades que presentan los niños con trastornos en su desarrollo. Estas intervenciones, que deben considerar la globalidad del niño, han de ser planificadas por un equipo de profesionales y ejecutadas con constancia por los padres. | |
Los profesionales cumplen el gran papel de saber analizar, interpretar y aconsejar, pero la aplicación de las indicaciones y hasta la posibilidad de adaptarlas recaen en los grandes protagonistas de la educación de las personas con síndrome de Down: quienes con ellas más conviven. Esa labor ha de ser constante, paciente y, sobre todo, creativa, ajustada a la auténtica realidad que tenemos en ese bebé o ese niño. La respuesta será variable en una misma persona, habrá épocas en que el avance sea rápido y tangible; otras, en cambio, mostrarán algún estancamiento. | |
Los trabajos de investigación sobre los efectos de los programas de estimulación temprana ofrecen diversidad de datos positivos que invitan a seguir trabajando por este camino a la vista de los numerosos beneficios que se obtienen.
Los niños estimulados adquieren niveles de desarrollo más altos que los niños sin estimular, prácticamente en todos los ámbitos.
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